21.9.2019. Mientras sigue sin poder resolver los conflictos con sus propios empleados, más los generados por los enfrentamientos entre distintos sectores de la UOCRA, los recientes cierres de sucursales de la cadena Musimundo que dejó a más de sesenta familias en la calle, entre tantas decenas de reclamos; el ministro de Trabajo bonaerense, Marcelo Villegas, está desbordado.
Antes de ser funcionario del Gobierno encabezado por María Eugenia Vidal, Villegas se desempeñó como Gerente de Recursos Humanos en el grupo Pérez Companc, ocupó cargos directivos en varias empresas del grupo Suez (grupo francés dedicado al tratamiento de aguas y gestión de residuos) y fue vicepresidente Ejecutivo para Ondeo Services Inc. en Puerto Rico.
Por si eso fuera poco, el ministro de Trabajo fue directivo en el grupo Cencosud y en Wal Mart Stores, como así también director de Capital Humano del Grupo Telecom Argentina SA. Lo que se dice, un verdadero ejecutivo del ámbito privado con perfil técnico.
En tanto, el ministro de Producción, Javier Tizado, es abogado egresado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina y Magíster en Derecho de la Empresa de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral. También obtuvo una Maestría en Leyes (LL.M.) en Harvard Law School en junio de 2001.
Antes de llegar al Gobierno de Vidal en mayo de 2017, ocupó la Subsecretaría de Comercio Interior de la Nación.
Desde diciembre de 2015, el ministro de Agroindustria bonaerense es Leonardo Sarquís. Fue gerente de ventas de la multinacional Monsanto, la principal productora de semillas para cultivo a nivel mundial.
Pero no sólo eso: Sarquís fue además gerente comercial para la compañía Danone (agua mineral) y gerente comercial de la privatizada YPF Repsol hasta su reestatización en 2012 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
En el ministerio de Infraestructura, Vidal tiene a Roberto Gigante, quien trabajó varios años en el gabinete porteño de Mauricio Macri.
Licenciado en administración de empresas egresado de la UADE, se desempeñó en el sector privado de la construcción y el transporte.
La secretaría general de la Gobernación es ocupada por Fabián Perechodnik, un habitué de cada cóctel que se sirve en embajadas y aniversarios de empresas.
Cristian Ritondo, ministro de Seguridad, está en su propia campaña a diputado nacional; Gustavo Ferrari (Justicia) en seminarios e intentando controlar el Servicio Penitenciario Bonaerense; Joaquín de la Torre (Gobierno) refugiado en San Miguel para garantizar que su discípulo Jaime Méndez logre retener el Gobierno municipal; el ministro de Economía, Damián Bonari, es tan nuevo que no sale de su despacho para intentar frenar el desfasaje de números.
La sombra en el gabinete de Vidal es, precisamente, su Jefe de Gabinete, Federico Salvai. Su casi nula exposición pública y tanta permanencia en las oficinas porteñas lo transformaron en invisible para el común del electorado.
Al momento de salir a dar pelea electoral con la misión de dar vuelta el resultado adverso de las PASO del 11 de agosto, en las que el candidato del Frente de Todos, Axel Kicillof, le sacó 18 puntos de ventaja a Vidal, los ministros bonaerenses actúan de manera desapercibida.
Al comenzar el Gobierno en diciembre de 2015, Vidal promovió una administración con perfil técnico y para ello se rodeó de ministros y asesores con esa impronta. La política, en tanto, recaía en su persona: la “imagen” que traía consigo sirvió hasta las PASO.
Como este portal señaló en su momento, el gabinete no sale de la inacción. Una vez más, en soledad y como cara visible excluyente de su Gobierno, Vidal tiene que salir a hacer campaña.
Mientras tanto, con algunos matices, sus colaboradores siguen enfocados en el intento por resolver cuestiones técnicas.