11.5.2020. Cuando el intendente de La Plata, Julio Garro (Juntos por el Cambio) llegó a hacerse cargo del gobierno municipal en diciembre de 2015, tenía en mente desde hace varios meses quiénes serían los responsables del manejo de la seguridad en el distrito.
Una vez en el cargo de jefe comunal, Garro dejó la secretaría de Seguridad en manos del ex comisario Daniel Piqué y la jefatura de la Policía Local para el entonces comisario inspector Sebastián Martínez Pass.
En el ámbito político platense, suele decirse de manera irónica que la dupla Piqué-Rodríguez Pass tuvo su peor debut durante el primer control exhaustivo de la noche: en la madrugada del 1 de enero de 2016 fallecía una joven estudiante que estaba participando de una fiesta clandestina.
Precisamente, el rol de Piqué y de Martínez Pass era evitar que esa fiesta se llevara a cabo, por eso las investigaciones judiciales que se iniciaron para dilucidar ese caso apuntan al pago de coimas y vínculos de funcionarios municipales con el negocio de la noche.
Como se recordará, el cadáver de la estudiante de periodismo Yésica Emilia Uscamayta Curí fue “encontrado” en la puerta de una quinta en donde se había realizado la fiesta de recibida del año 2016. La justicia intentará determinar -en un juicio oral que recién se realizará en octubre de 2022- que la joven se ahogó en la pileta del predio y su cuerpo fue sacado a la vereda del mismo.
En la actualidad, Piqué forma parte del listado de los que estarán en el banquillo de los acusados, dado que en febrero de este año el Tribunal de Casación Penal decidió rechazar el sobreseimiento dispuesto por la Cámara de Apelaciones y Garantías.
En tanto, Martínez Pass goza desde hace pocos días de su flamante cargo de Jefe de la Departamental La Plata, dependencia que maneja todas las comisarías de la mencionada ciudad, además de las de Ensenada y Berisso. Su anterior cargo fue el de jefe del área de Drogas Ilícitas.
Además de la muerte de Uscamayta Curí, sobre Martínez Pass pesa la de un controvertido caso que conmovió a la interna policial: el suicidio, en marzo de 2019, del oficial de la Policía Local, Oscar Coca.
Como se recordará, el 19 de marzo de ese año, el oficial Coca se pegó un tiro en la cabeza con su arma reglamentaria dentro del predio perteneciente a la fuerza policial que se encuentra en la localidad de Ringuelet. Tras tres días de agonía, falleció en el Hospital San Roque de Gonnet.
Este portal accedió a una carta escrita de puño y letra por el propio Coca pocas horas antes de pegarse el tiro en la cabeza. La fecha dice “Martes 19 de marzo de 2019” y la hora del escrito “13:15”. Allí menciona en el primer lugar de denunciados a su jefe Martínez Pass.
Tras dejar en claro que su Legajo era el 472909, Coca denunció que “Martínez Pass junto a Carlos Mariscurrena, Fabián Rodríguez, José Flores, Matías Venzi, Federico Acosta, el “Chaco” Damián Aquino y Gabriel Duarte, entre otros, les roban a las personas que identifican en la calle y a los detenidos”.
Además, hacía referencia a que los mencionados “se roban la droga que incautan” y que “hacen hincapié en las personas de origen boliviano, peruanos y paraguayos”.
Aunque quizás la denuncia más fuerte de Coca en dicha carta es en donde dice que “varias veces se ha ido a buscar cocaína para consumo de los oficiales”.
En la foto principal que acompaña esta nota, se puede ver a Coca cuando recibió un diploma, en el que se le otorgaba un Premio “Estímulo” a su labor. A su derecha estaba Mariscurrena y, a su izquierda, Martínez Pass. Dicha imagen estuvo dedicada a su hija, por eso los emoticones que figuran en la misma.
En el Acta de Procedimiento realizada cuando el mencionado oficial de la Policía Local decidió suicidarse, consta que los oficiales Yanina Corbani y Máximo Yassinari lo vieron llegar y, a los pocos metros de ingresar por uno de los laterales, dijo dirigiendo su mirada al último de los mencionados: “Chau, cumpa”. En ese momento extrajo su arma reglamentaria y efectuó el disparo en su cabeza, a la altura de la sien.
Ese día, Coca retornaba a la actividad luego de cumplir una sanción disciplinaria: al respecto, voceros judiciales y policiales aseguran que se está investigando la supuesta falsedad ideológica para inculparlo en un caso de abuso contra su hija y así separarlo de sus funciones por un buen tiempo.
“Jamás hubo una denuncia de violación o abuso sexual en contra de su hija, de lo contrario inmediatamente hubiesen pedido su detención y captura”, señaló un hombre que conoció muy de cerca a Coca.
Precisamente, al sentirse acorralado por no ser escuchado por sus superiores en las denuncias que presentaba y la “sanción de palabra” que más tarde le impusieron, el fallecido oficial de la Policía Local debió entregar su arma, la que además no le interesaba tener encima porque aseguraba que en cualquier momento iba a pegarse un tiro.
“Una hora después, y por voluntad propia, Coca entrega su arma y llorando pide ayuda, muchos lo escucharon llorar… nadie hizo nada… todos callaron… incluso gente de buen corazón bajó la cabeza”, aseguró una fuente calificada.
Lo cierto es que la sanción no fue tal y al tiempo, el oficial debió volver a la actividad. En ese tiempo, intentó por todos los medios ser atendido por su jefe Martínez Pass, pero nunca obtuvo respuesta a sus pedidos.
“Oscar no quería tener de nuevo el arma, sin embargo, le levantaron la supuesta sanción y le ordenaron que vaya a retirarla. Una vez que la tuvo en sus manos, se pegó el tiro”, concluyó uno de los voceros que conoce el caso.