Estamos ante la necesidad de discutir a fondo un sistema de salud

Estamos ante la necesidad de discutir a fondo un sistema de salud

Texto: Enrique Logroño (*).

17.6.2021. Cristina planteó el tema del sistema integrado de salud y enseguida aparecieron los dueños y operadores de las  prepagas a oponerse, como era de esperar (esto va a ser un vector de la campaña de la derecha de "comunismo vs. libertad", que es la consigna unificada de las derechas, tanto en Europa como en Latinoamérica). Pero también los sindicalistas, sin dar la cara, en off, salen a marcar distancia y poner reparos desde la factibilidad de su ejecución, aunque se trasluce su componente ideológico, pero también de clase, porque en una sociedad fragmentada, con amplios sectores de la fuerza laboral con trabajo informal o directamente sin trabajo, el hecho de tenerlo, y dentro de las condiciones formales, con aportes y  con descuentos para los servicios de salud y seguridad social, implica pertenecer a un grupo diferenciado dentro de la estructura social, y por tanto una condición de clase diferente del resto de los trabajadores alcanzados por la informalidad o la marginalidad.

Las obras sociales de los trabajadores son una concesión de la dictadura de 1966, resuelto por Lanusse y su ministro de Bienestar Social Manrique. Perón, que le dio potencia y entidad a los sindicatos, y los convirtió en la columna vertebral del movimiento nacional, nunca quiso darle el manejo de las obras sociales a los sindicatos, porque tenía desde la política de salud que llevaba adelante Ramón Carrillo, una idea, una concepción diferente de las necesidades de la salud popular, y era el Estado quien operaba y administraba el sistema de salud de los trabajadores y del resto de la población, en base a principios de universalidad, solidaridad y extensión territorial que comprendía a todos los habitantes. A partir de la concesión de las obras sociales a los sindicatos, la salud popular se ha ido parcelando, y con el desembarco del neoliberalismo en sus diferentes ciclos las brechas de los servicios de salud entre los diferentes sectores y clases sociales, se han ido ampliando, marcado por la desigualdad en los alcances de la coberturas a cada uno de ellos.

La pandemia ha puesto aún más en evidencia estas inequidades, y ha tenido que venir el Estado a intentar suplirlas y repararlas, haciéndose cargo de la emergencia que ella generó, pero yendo más aún sobre las emergencias que se vienen acarreando por la irracionalidad de un sistema cada vez más parcelado y fragmentado, que termina dando respuestas de salud a quien pagaba y dejando en el desamparo a quien no podía pagar. La irrupción de la pandemia dejó al descubierto aún ese despropósito y esa falacia, porque demostró que ni aún pagando la cobertura de salud estaba asegurada, y nos pone en la necesidad de rediscutir a fondo un sistema de salud que abarque y dé respuestas a toda la población, retomando las bases y los principios de universalidad, solidaridad y extensión territorial, sin privilegios de clase.

(*) Abogado y ex secretario de Gobierno de la Municipalidad de La Plata.

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