Martes 16.4.2024
7.9.2018. Evidentemente volvió la buena relación, como la que tuvieron en diciembre de 2015 apenas se produjo el recambio de autoridades en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.
Los referentes legislativos de Cambiemos y del Frente Renovador supieron tejer acuerdos que permitieron la aprobación del presupuesto y de leyes clave que necesitaba la flamante administración de la gobernadora María Eugenia Vidal.
De hecho, producto de ese entendimiento, el primer presidente de la Cámara de Diputados fue el massista Jorge Sarghini. En diciembre de 2016 fue reemplazado hasta el presente por el oficialista Manuel Mosca.
A partir de ese reemplazo, el distanciamiento entre los sectores fue evidente, máxime cuando en el medio estuvieron las elecciones legislativas de medio término.
El ex intendente de Tigre y líder del Frente Renovador, Sergio Massa, participó de esas elecciones en 2017 como candidato a senador nacional y quedó marginado de toda instancia institucional, con votos repartidos entre Cambiemos y Unidad Ciudadana.
Cuando todo parecía indicar que Massa perdía protagonismo sumado a su poca exposición pública, el reverdecer primaveral le llegó de la mano de la crisis económica que complica a Cambiemos.
El también ex diputado nacional ha mantenido reuniones con gobernadores e intendentes del Partido Justicialista, con quienes está avanzando en una posible “fusión” de cara a las elecciones generales de 2019, en donde la “unidad” es el mensaje que se pretende mostrar al electorado.
Sin embargo, por lo que aparenta, el diálogo de Massa con los justicialistas no fue obstáculo para que en La Plata sea recibido de la mejor manera por Cambiemos en Diputados, especialmente por el presidente Mosca.
A tal punto llegaron los buenos gestos de Mosca que este jueves ofreció su residencia oficial de La Plata para que el líder del Frente Renovador pudiera almorzar allí con sus diputados y senadores “a puertas cerradas”.
Los gastos, en ese caso, corrieron por cuenta de todos los bonaerenses. Los legisladores y el propio Massa no ganan lo suficiente para pagarse un almuerzo en un restaurant.
En tiempos de ajuste, oficialismo y un sector de la oposición dieron un claro mensaje de que no hay predisposición para achicar gastos que, más temprano que tarde, terminarán pagando los ya castigados contribuyentes bonaerenses.
