El jefe de Inspectores de la municipalidad de La Plata, eje de varias sospechas

25.11.2018. Muchos habitantes de la ciudad de La Plata recuerdan un video que salió a la luz un 17 de mayo, en donde inspectores de la Secretaria de Convivencia y Control Ciudadano retiraban de un bar de 4 y 49 sospechosas bolsas, con supuestas coimas, que subían a un coche oficial de dicho organismo municipal.

Desde el Gobierno municipal que encabeza Julio Garro (Cambiemos), con bombos y platillos, se dio a conocer la noticia de que no soportaría actos de corrupción, y de inmediato los dos inspectores fueron apartados de la gestión.

Esa rápida acción dejó una serie de dudas y planteos; como ser: ¿Esos inspectores trabajan por su cuenta?, o ¿Fueron alejados de la función tan rápidamente por cuestiones morales o para que no hablen?

Pero también ¿era el único bar que sufría con tener que pagar ese “canon”  para poder funcionar y “mágicamente” tener todos los papeles en regla?

Pasados unos meses de aquella anormalidad, se pudo determinar que ninguna de esas dudas tiene una respuesta positiva.

Fuentes de la Secretaría que prefieren preservar su identidad, le aseguraron a este portal que dentro de dicho organismo –que conduce Roberto Di Grazia desde el inicio de la gestión Garro- funciona una “organización paralela”.

Esos empleados dicen que son “presionados a actuar en hechos inmorales o irregulares” y, como figura destacada, mencionan a Emanuel Reyes, Director General  de Inspectores.

El apellido Reyes apareció en las crónicas periodísticas unos días después de iniciada la gestión Garro, precisamente en un hecho desgraciado: el 1 de enero de 2016, cuando se produjo la muerte de Yéssica Emilia Uscamayta Curi, la estudiante de periodismo de 26 años que se ahogó en una pileta, durante una fiesta de Año Nuevo que se realizó en forma ilegal en una casa quinta.

Precisamente, el Director de Inspectores era el responsable de que esa fiesta no se llevara a cabo.  Para intentar evitarla, envió a dos inspectores, que no pudieron dar por finalizada la fiesta, bajo el ridículo pretexto que planteó en la causa judicial que se inició: “Envío dos patrullas, la última a clausurar la fiesta, no se pudo desalojar debido a la gran cantidad de gente” y a la resistencia de un grupo de personas que “comenzaron a arrojar cosas a los fines de que se retiraran” los inspectores municipales.

“Si eso fuera verdad, Reyes y los inspectores actuantes deberían haber sido alejados de su función por incompetentes, por incumplimiento de los deberes de funcionario público que, por su incompetencia o complicidad, le costó la vida a Yéssica”, dicen desde la misma Secretaría.

En ese sentido, las fuentes agregan que “decir semejante disparate, es asumir su incapacidad, ya que en gestiones anteriores, las fiestas se terminaban sin importar la cantidad de participantes, con alto nivel de alcohol y agresividad, porque se sabía cómo hacer y se tenía la voluntad de hacerlo”.

“En esta oportunidad, o no se supo o no se quiso suspender, ambos casos son gravísimos”, agregaron.

Al respecto, las fuentes recuerdan que “se echó la culpa a la policía que no fue al lugar, al entonces responsable del área de Seguridad municipal, Daniel Piqué; en fin, a cualquiera menos a los responsables de terminar la fiesta, los inspectores de Convivencia y su jefe, Emanuel Reyes”.

Varios inspectores con experiencia en la función le comentaron a este portal que, en caso de no querer terminar la fiesta ilegal, ya tenían coordinado un plan con el área de luminarias municipal: “Llamaban, enviaban un electricista y le cortaban la luz al lugar de la fiesta… la gente se iba sola”, recuerdan.