Los ministros y el vice de Vidal siguen inmóviles: no logran convencer para la  "remontada épica"
Miradas con distintos objetivos.

Los ministros y el vice de Vidal siguen inmóviles: no logran convencer para la "remontada épica"

30.8.2019. Desde la noche del 11 de agosto en que fue tomando conocimiento de los apabullantes votos conseguidos por la fórmula del Frente de Todos, Axel Kicillof-Verónica Magario, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal ya no es la misma. Y su vicegobernador y ministros, si algo de protagonismo tuvieron en todos estos años, menos todavía.

Al día siguiente de las PASO, Vidal se sentó al lado de su vicegobernador Daniel Salvador y en una breve conferencia adelantó que estaba dispuesta a recorrer la provincia para escuchar más a quienes no la votaron.

En campaña al fin, Vidal prometió días después que sería inminente un paquete de medidas orientadas a beneficiar a los que menos tienen. El pase de su ministro de Economía, Hernán Lacunza, al gabinete del presidente Mauricio Macri alteró esos planes.

La mirada de Lacunza en Nación ahora es distinta: no le puede asegurar el envío de dinero a la Provincia porque no cuenta con los fondos suficientes que permitan equidad con el resto de los distritos. Sobre ese reclamo, Vidal fue por otro: el Fondo del Conurbano. Todavía sigue esperando que le den una respuesta.

Si se trata de mostrar acción y gestión de cara a las elecciones del 27 de octubre, la gobernadora está sola pese a estar rodeada de varios hombres que en este momento bien podrían salir a escena para respaldarla. El personalismo de su gestión hizo que en el gabinete no haya alguien que pueda tener demasiada relevancia para torcer voluntades electorales.

Federico Salvai es el Jefe de Gabinete: fiel a su estilo, sigue inmutable ante los acontecimientos. Su rostro después de las PASO refleja la misma pasividad de cuando asumió en diciembre de 2015. Es la persona de máxima confianza de la gobernadora, lo que Marcos Peña es al presidente Macri.

En Gobernación aseguran por lo bajo que Salvai es el que marca las líneas de acción del gobierno, lo que comúnmente se conoce como agenda, siempre en consonancia con Vidal. Fiel a su costumbre, es un típico operador en las sombras que no gusta de la exposición pública.

Ese bajo perfil le está jugando una mala pasada en estos tiempos en donde hay que salir a poner la cara, como le gusta decir a su jefa, máxime cuando los supuestos votantes de Juntos por el Cambio siguen esperando definiciones y anuncios de relevancia. A pesar de su importante cargo, Salvai sigue siendo un perfecto desconocido en el territorio bonaerense.

Cristian Ritondo: ministro de Seguridad. El único del gabinete que es candidato de relevancia, dado que encabeza la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. Quizás por su función es quien más frecuenta los medios de comunicación, en donde muchas veces insiste con los logros de gestión, como ser la lucha contra las mafias y el narcotráfico.

Joaquín De la Torre, ministro de Gobierno: desde febrero de este año, la dependencia a su cargo está en permanente conflicto porque sus trabajadores reclaman un ajuste salarial que no llega. Los Registros de las Personas y los Juzgados de Tránsito son un ejemplo de esa parálisis.

Roberto Gigante es el ministro de Infraestructura: su apellido no aparece en la marquesina de las grandes emprendimientos que la administración Vidal asegura haber realizado, con nuevas rutas y obras hidráulicas como estandarte.

Santiago López Medrano: ministro de Desarrollo Social. En los últimos tiempos, lo que más se conoce de su labor son las cotidianas marchas de movimientos sociales que le exigen más asistencia y compromiso en el marco de los reclamos por la emergencia social y alimentaria. Hasta el momento, no hubo mejoras en ese sentido.

Leonardo Sarquís es el ministro de Agroindustria. Su rol específico lo llevó a eso: a ser apenas conocido entre los empresarios del campo y la industria.

Gustavo Ferrari, ministro de Justicia. Tiene un perfil técnico que lo limita a la hora de hacer política electoral en caso de que eso se pretenda.

Marcelo Villegas: ministro de Trabajo. El propio marco de crisis laboral y de permanentes reclamos internos y externos lo inhabilita para ser ejemplo de logros a mostrar en medio de una campaña.

Andrés Scarsi, ministro de Salud. La crisis en los hospitales, de por sí, anula cualquier intento por querer mostrar logros.

Gabriel Sánchez Zinny, Director General de Cultura y Educación. Los conflictos salariales y laborales con los docentes no le dan respiro, de modo que su exposición se limita a ese rol.

Alejandro Gómez, ministro de Gestión Cultural. Desde que asumió en diciembre de 2015 y sólo para poner un ejemplo, el Teatro Argentino de La Plata, emblema cultural, está paralizado: en plena campaña electoral sigue siendo una mancha para el Gobierno de Vidal.

Damián Bonari es el flamante reemplazante de Lacunza en el ministerio de Economía. Lo que uno menos se puede imaginar de este funcionario es que se inmiscuya en temas de campaña.

Hace apenas dos días, la gobernadora encabezó un encuentro con sus ministros colaboradores, reunión que se hizo extensiva a funcionarios de segunda y tercera línea. Allí, en tono de arenga, Vidal mostró su costado enérgico y aseguró que estaba con más fuerzas para seguir en la lucha.

“A no bajar los brazos”, pidió. Los tibios aplausos recibidos como respuesta fueron un indicio de que la tan mentada "batalla épica" será unipersonal. 

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