Martes 23.4.2024
10.6.2020. Corría el año 2017. La República Argentina estaba gobernada por Mauricio Macri y el Estado Plurinacional de Bolivia por Evo Morales.
Dos equipos de fútbol representativos de ambos países se enfrentaban en Ciudad Autónoma de Buenos Aires por los cuartos de final de la Copa Libertadores de América: el local River Plate y Jorge Wilstermann. El partido de ida, disputado el 14 de septiembre en la altura de La Paz, había terminado 3-0 en favor de los bolivianos y se esperaba la gran revancha para determinar cuál de los dos equipos pasaba a la instancia de semifinales: el partido jugado el 21 de ese mismo mes terminó con un resultado aplastante: el equipo argentino ganó 8 a 0.
De acuerdo a una denuncia que investiga ahora el juez federal Sebastián Casanello, los mencionados expresidentes deberán explicar porqué sus respectivos gobiernos omitieron intervenir en un hecho consumado tanto en la previa al partido como dentro del estadio Monumental: el odio racial, un acto violatorio de los derechos humanos que es imprescriptible para la justicia.
No obstante, la causa no se queda ahí, sino que están involucrados las más altas autoridades futbolísticas y políticas de ambos países por su rol en aquella situación.
Según consta en una denuncia presentada ante el juez Casanello, en la revancha disputada en el estadio de River Plate se produjeron hechos aberrantes orquestados de manera institucional para “humillar al equipo de Jorge Wilstermann por medio de un accionar mafioso y xenófobo, el cual indefectiblemente, precisó del encubrimiento de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino), de la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol) y de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociados)”.
En dicha presentación se señala que River Plate “ideó una estrategia en base a la xenofobia y la llevó adelante mediante un conjunto de acciones, tanto para intimidar a los jugadores y cuerpo técnico del conjunto rival mediante el ingreso de sus barrabravas (brazo ejecutor) al Hotel Sheraton como para agredir, con manifiesta crueldad, a las personas de origen boliviano que estaban en CABA para asistir al estadio”.
“Nunca se hubiera concretado este salvaje acto de xenofobia sin la connivencia de las fuerzas de seguridad, las cuales prácticamente le otorgaron zona liberada a los mafiosos barrabravas de River Plate”, agrega la presentación del querellante Sergio Parodi, quien en esta instancia está patrocinado por el abogado y pretenso querellante Alejandro Sánchez Kalbermatten, conocido por sus denuncias del caso conocido como “FIFA Gate”.
Además, se destaca que “esa violencia racista ingeniado por River Plate fue el medio idóneo seleccionado para que, en la República Argentina, los bolivianos no solo quedarán eliminados de la Copa Libertadores, sino que se buscó ir un poco más lejos, demostrándoles su desprecio al humillarlos y denigrarlos”.
Cabe señalar que la denuncia que debe investigar Casanello compromete seriamente a personas de mucho poder tanto en el ambiente futbolístico como en el institucional y político, entre quienes se encuentran el presidente de la AFA, Claudio Tapia; el presidente de la CONMEBOL, Alejandro Domínguez; el presidente de River Plate, Rodolfo D’Onofrio; la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich; el Jefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodríguez Larreta; su vice, Diego Santilli (un hombre muy vinculado a dicha institución deportiva) y el ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo.
“Lo que ocurrió en River fue la última acción de una organizacion criminal y mafiosa que controla los millonarios negocios del fútbol”, le dijo Parodi a este portal.
Seguidamente, el denunciante señaló que “en ese contexto, Wilstermann no era conveniente para los negocios de la TV y, obvio, había que darle una lección por atreverse a ganarle 3 a 0 y sin doping a River Plate”.
