Inseguridad: Pensar, Crear, Gestionar

Inseguridad: Pensar, Crear, Gestionar

Texto: Osvaldo Dameno (*).

31.7.2020. Los últimos e impactantes hechos de violencia delictiva vuelven al centro de la preocupación pública a la inseguridad. En realidad el tema estuvo eclipsado un tiempo fundamentalmente por la cuarentena pero a decir verdad nunca desapareció del radar ciudadano. El Estado no cumple con su tarea de contención y seguimiento de las personas que van recuperando su libertad después de cumplir una condena y al aflojarse el aislamiento salieron nuevamente a la superficie los delitos violentos. Desde hace años la inseguridad ocupa un lugar en el podio de los padecimientos de la sociedad.

Los sucesivos gobiernos provinciales han optado por colocar al frente de esta lucha a personalidades destacadas, políticos, funcionarios judiciales, juristas conocidos, en la inteligencia de que con su sola presencia la cuestión pudiera dar un giro positivo. Y los designados se comportaron conforme a ese razonamiento. Pensaron que el peso de su prestigio, popularidad o notoriedad era suficiente para unificar la fuerza policial, hacerla más efectiva y realizar una gestión exitosa. La realidad los desmintió. Algunos no tenían conocimiento de la profundidad del drama, otros apelaron a un vedetismo mediático de fuegos artificiales sin ahondar en las causas, también tuvimos quienes desarmaron toda la estructura, no respetaron normas establecidas, escalafones y produjeron un desorden institucional fenomenal. Los menos hicieron un trabajo de bajo perfil e intentaron con seriedad un soplo de razonabilidad, pero la cruda realidad creando urgencias los devoró.

La ausencia de un verdadero plan provocó sucesivos fracasos, la historia se hace o se padece. La inseguridad tiene una entidad colosal. Es el momento de tomar conciencia de su verdadera dimensión. Es tan compleja que requiere el involucramiento de todos los estamentos oficiales y de la sociedad en su conjunto. Los tres poderes del Estado provincial, los municipios, y las organizaciones de la sociedad, partidos, iglesias, empresarios, comerciantes, industriales, entidades intermedias de bien público, sociales, deportivas. Debe suscribirse un acuerdo para plasmar la voluntad del conjunto. Porque además de la violencia delictiva es menester desarmar toda una cultura de lo ilegal e incluso organizaciones que para preservar sus objetivos deslizan flujos de dinero hacia funcionarios corruptos, financian actividades lícitas que no pueden echar mano a recursos oficiales, o por ese medio intentan obtener determinadas acciones u omisiones oficiales. Narcotráfico, bandas organizadas con distintos objetivos y variadas magnitudes son también un objetivo. Hay que ir por ellos.

El acuerdo debe ser también contra la improvisación, la falta de idoneidad, la corrupción. Promoverá la confianza, la colaboración, la integración y expresará la madurez de la dirigencia. Se gestionará una colaboración sincera con la Nación. Debiera ser el Jefe de Gabinete el coordinador, cabeza civil y estratégica del sistema.

Algunas cuestiones son primordiales para que el plan tenga consistencia. Una reformulación de la Policía Judicial que valorice su presencia institucional. El relanzamiento del Sistema de Protección de Testigos y Víctimas que junto a la reglamentación de la ley del Arrepentido conforme una herramienta mucho más valiosa. Un ambicioso programa de Prevención Comunitaria de la Violencia y del delito con movilización de los recursos de las comunidades. Una justicia vecinal para contravenciones, con visión mediadora y resolución alternativa de conflictos. Creación de un Instituto de Política Criminal para buscar consensos y políticas de Estado de todos los sectores. Implementación de un Registro de Recursos Científicos y Técnicos como vital apoyo a las investigaciones. Un estudio del sistema Carcelario para que cada unidad posea los tres regímenes de internación. Un mejoramiento de los sistemas de seguimiento y contención de los que recuperen su libertad. Una actualización de los sistemas informáticos. Mucha capacitación, preparación y profesionalismo de las fuerzas.

En fin, el diálogo institucional, el acuerdo y el desarrollo de cada uno de los programas sugeridos, sumado a un control de gestión multisectorial y a la presencia estatal en módulos ubicados en cada cabecera de los distritos con menos población y en cada barrio de las grandes ciudades, con posibilidades de coordinación con la población y las autoridades, nos dará un resultado dinámico, una gestión con fuerte presencia y medidas que llegarán con la dirección, fuerza y velocidad que cada situación requiera. Un verdadero Plan, integral, abarcativo y con posibilidad de llenar el vacío de hoy.

(*) Abogado de la ciudad de La Plata.

 

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