2.5.2024. Por motivos de negocios oscuros que la existencia como colegio industrial no permite, o por desconocimiento total desde que pasó de la órbita de Nación a la Provincia, el histórico Colegio Industrial “Albert Thomas” que sabía servir a la ciudad con el arreglo de infinidad de colegios locales, edificios históricos y de Gobierno, sin costo alguno, hoy está en vías de desaparecer.
Con una inspectora del ambiente artístico y la asunción de una directora que no sabe cerrar el paso de agua del baño, comienza el último paso de destrucción del icónico Colegio Industrial de La Plata.
De un modelo educativo para toda Latinoamérica a un estudiado proceso de desestructura, para lograr su incapacidad operativa y educativa.
Todos los platenses de todas las generaciones conocemos al Colegio “Albert Thomas”, popularmente llamado Colegio Industrial, situado en la histórica sede de Avenida 1 entre 57 y 58, aunque ocupa toda la manzana, así lo ubicamos los platenses.
Muchos tuvimos la oportunidad de ir a su famosa Exposición Anual, en donde nos asombrábamos de las obras técnicas producidas, desde pequeños autos, motores, sistemas eléctricos e hidráulicos avanzados y novedosos.
40 años avanzado en inventos que después revolucionarian al mundo
Hace 40 años el Colegio ya tenía producido “por los alumnos” un sistema de hidrógeno, para convertirlo en combustible de vehículos, que hoy varios alumnos de esos tiempos tienen colocados en sus autos. Hoy ese sistema está intentando ser obligatorio en Europa.
Esto demostraba la calidad del equipo de profesores, que capacitaban a los alumnos, para que hagan volar sus sueños, basados en la excelencia de la enseñanza teórica y práctica.
Con una infraestructura monumental, casi como la de una fábrica, con talleres y maquinarias impresionantes, ocupando una manzana en tres niveles, un monstruo, apoyado en su momento por una estructura organizacional pensada para la excelencia en la formación de profesionales técnicos especializados.
Actualmente, el “Albert Thomas” ofrece cinco especialidades profesionales: Técnico Electrónico, Maestro Mayor de Obras, Técnico Electromecánico, Técnico Químico y Técnico en Automotores. Cualquiera de sus egresados salía con la capacitación para comenzar, al otro día, un trabajo técnico, en cualquier empresa de la Argentina y con una altísima calidad.
En ese sentido, comentan muchos de los egresados, varias veces debieron asesorar a los antiguos profesionales a cargo de algún proyecto nacional sobre las soluciones de problemas que pensaban insalvables, y que luego de su consejo, siguen adelante hasta la fecha.
De un director que no faltó nunca en 57 años, a seis directores diferentes en 4 años
Jorge Mattia es un maestro/director honor de la ciudad.
Al finalizar la secundaria, el destacado docente platense empezó a trabajar como maestro de taller en la escuela técnica platense “Albert Thomas”. Y desde ese primer día, nunca más la abandonó.
El ex director trabajó 57 largos años sin faltar. "Nunca tuve carpeta médica", recalca, y colocó al Colegio en lo más alto de su capacidad.
Hace 10 días fue nombrada directora Gabriela Yuma, quien no tiene ningún conocimiento técnico. Es muy común escuchar por los pasillos que la nueva directora “no sabe cortar el paso de agua del baño”.
La designación de Yuma fue apoyada por la inspectora María Duccet, quien a su vez es proveniente del ambiente artístico, de acuerdo al comentario del reducido grupo de docentes con altos conocimientos técnicos. Estos últimos creen que “el paso final para la desaparición del Colegio Industrial ‘Albert Thomas’, es un proyecto que tiene varios motivos”.
Mantenimiento general
Era una situación común, en el pasado, cuando Jorge Mattia estaba a cargo de la Dirección, que el Colegio se dedicara a mantener en pie colegios locales. Sin costo alguno, utilizando como mecanismo de educación a sus alumnos, la institución solía ser el encargado de arreglar los sistemas eléctricos, edilicios, reconstruir infinidad de sillas y bancos de numerosos colegios locales.
También era muy normal que, ante cambios de autoridades, les llegaran innumerables cantidades de sillas de ruedas con daños, para ser arregladas.
Con el tiempo, esto fue cambiando: Y no por voluntad del Colegio, sino porque empezaron a suceder cosas extrañas: las sillas de rueda solían volver a enviarse ante la presencia de nuevas autoridades de ámbitos de Salud, pero a los pocos días eran retiradas “porque resultaba mejor negocio comprar nuevas”, empezaban a aparecer los negocios en diferentes gobiernos, sumados al desinterés de una educación de calidad y efectividad, para sumar efectividad y calidad a la industria.
Realidad actual docente
Hoy los pocos docentes profesionales técnicos que quedan, años atrás tuvieron que participar de un muy comentado concurso, por su pésima calidad y manipulación, que los colocó en una situación de posición laboral temporal, que vence en 2025.
Tal situación da a entender que ese podrá convertirse en el año de definitivo cambio del Colegio para convertirse en un edificio de utilidad política, para organizar “cursitos de oficio”, que no tendrán mas que un resultado político, sin capacidad de salida laboral de calidad, como lo ha venido haciendo constantemente desde hace varias décadas.
Lamentablemente, con este panorama, el “Albert Thomas” se ha convertido en un modelo de destrucción de lo útil y necesario de la Argentina.