15.9.2020. Tal como este portal lo ha señalado en anteriores artículos, el centro de la ciudad de La Plata y especialmente la localidad de City Bell modificaron radicalmente el funcionamiento de sus rubros gastronómicos: a la modalidad “delivery” o “take away” (se pide el producto en el local y se lo lleva) se sumó ahora el consumo en los propios locales en mesas dispuestas en las veredas, algo que está completamente prohibido por la cuarentena del Coronavirus.
Con mozas y mozos que cumplen sus deseos planteados hace unos días durante las marchas frente al Palacio municipal de La Plata y Gobernación (sus carteles decían “queremos servir café en las veredas”), los restaurantes y cafeterías están trabajando con la “nueva normalidad”, un eufemismo con el que intentan disfrazar la ilegalidad de esa acción.
Hubo emprendimientos que tomaron la iniciativa; Masse, La Trattoria, Runnie´s, Perla&Co (City Bell), Foodie (zona Gobernación y el de City Bell), a los que tímidamente su sumaron Charola, Covent y algunas cervecerías, como PIBÄ. Específicamente, este último fin de semana esos comercios hicieron una ostentación de personas sentadas a las mesas dispuestas en las veredas, clientela que al fin y al cabo fue cómplice en la ilegalidad.
En esta circunstancia no hay grises para que esto suceda y alguien tiene que asumir la realidad, pero con todas las letras. Masse, La Trattoria, Runnie´s, Perla&Co y Foodie hicieron punta de lanza y todos pertenecen a un mismo grupo empresario: “Apunto”, encabezado por los zares de la gastronomía platense, Carlos Leuzzi y Marcelo Leuzzi.
Los Leuzzi tienen línea directa con el intendente Julio Garro (Juntos por el Cambio), proclive a la reapertura autorizada de restaurantes, bares y confiterías. El Gobierno bonaerensedesestimó la presentación de los protocolos sanitarios para evitar contagios de Coronavirus y por ende no autorizó la vuelta progresiva a la normalidad de dicha actividad.
Pero por lo ocurrido en los últimos días, a los zares platenses de la gastronomía poco les importó la aprobación de los protocolos sanitarios presentados para volver a la normalidad: de facto, abrieron sus puertas para contener a su ávida clientela.
Ese accionar, oscuro en lo desafiante por parte de los Leuzzi en pleno crecimiento de contagios de Coronavirus en la ciudad de La Plata, admite conjeturas que avizoran que la situación la deben resolver de la siguiente manera: le pagan una coima al intendente Garro para que este ordene a sus inspectores que “miren para otro lado” o que directamente no pasen por el lugar del ilícito.
Y si no se la pagan al intendente, será a la autoridad del área es la Directora de Convivencia y Control Ciudadano, Virginia Pérez Cattáneo. Y así siguiendo…
Y si los Leuzzi no pagan coimas, entonces, el intendente Garro perdió toda autoridad en la materia. El apotegma sería: en La Plata está todo permitido, hagan lo que quieran que no pasa nada.
Y si a todo eso se suma la posibilidad de que el jefe comunal no quiera ponerse en la vereda de enfrente de los empresarios gastronómicos para no molestarlos, la gestión está en un verdadero problema.
No hay otra manera de entender tanto descontrol y la falta de autoridad por parte de la administración de Juntos por el Cambio en la capital bonaerense. Al menos, alguien debería dar una explicación.