Manuel Mosca-Gladys González: el matrimonio civil y político que ingresó en su etapa de decadencia
Manuel Mosca y Gladys González.

Manuel Mosca-Gladys González: el matrimonio civil y político que ingresó en su etapa de decadencia

3.5.2019. Por momentos, ambos parecían ser protagonistas de una escalada política que no tenía fronteras ni techo. Ser personas de confianza del presidente Mauricio Macri y de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal es un mérito que se adjudican muy pocos.

Además de estar en la cumbre de la política nacional y provincial, el matrimonio político también lo era en lo civil: Gladys González y Manuel Mosca son, como se dice con las estrellas del espectáculo, “pareja en la vida real”.

Apenas llegó Macri a la presidencia de la Nación, se intervino el poderoso gremio de los portuarios que en ese momento encabezaba Omar “Caballo” Suárez y se nombró como interventora normalizadora a Gladys González. Antes, en octubre de 2015, la actual senadora nacional había sido también candidata a intendente de Avellaneda, elección que perdió por 16 puntos de diferencia contra el reelecto kirchnerista Jorge Ferraresi.

Yendo un poco más lejos, González había sido jefa del área de Publicidad del Banco Ciudad en tiempos de Macri como Jefe de Gobierno porteño. Allí fue cuestionada por el manejo discrecional de pautas oficiales en beneficio de medios de comunicación amigos.

Fue en la ciudad de Buenos Aires en donde González conoció a su actual esposo, un joven militante proveniente del Partido bonaerense de Bolívar que realizaba sus primeras experiencias en el mundo macrista del Pro y a quien, para empaparlo del trabajo en la gestión oficialista, le recomendaron para que sea su chofer.

Como se dijo, la actual senadora nacional fue interventora en el gremio portuario SUPA. Pero cuando terminó allí su gestión no se quedó sin trabajo: Macri la nombró presidente de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR). Y de allí pegó el salto en 2017 al Congreso de la Nación.

Mosca, en tanto, aprovechó los vínculos de su esposa y trabó una fuerte relación de confianza y política con la entonces vicejefa de Gobierno porteño, María Eugenia Vidal.

Ese vínculo con la vicejefa fue lo que lo llevó a integrar la lista de candidatos a diputados bonaerenses por la Séptima Sección Electoral y acceder a una banca. En diciembre de 2015 y mediante un acuerdo con el Frente Renovador de Sergio Massa, se acordó la alternancia en las presidencias de la Cámara: el opositor Jorge Sarghini fue el primer responsable de conducir dicho cuerpo legislativo y en diciembre de 2016 le llegó el turno a Mosca. Por lo que se pudo observar, la alternancia se terminó a partir de ese momento.

Todo parecía encaminarse por los carriles normales hasta que la bomba estalló: el presidente de la Cámara de Diputados pidió licencia y fue a la justicia para denunciar que estaba siendo víctima de extorsión por un hecho de acoso sexual. Ahora se conoció que él mismo había sido denunciado por una militante del partido de Macri.

En las últimas horas, se sumó la orden de que González no será nuevamente candidata en Avellaneda y su reemplazante será el ex periodista de Canal 13, Luis Otero: roces internos salieron a la luz y quedaron expuestos.

No fueron pocos los que especularon, en su momento, con que la senadora nacional podría ser, tranquilamente, una eventual sucesora de Vidal en la Gobernación bonaerense. Y también con que Mosca podría ser ministro en caso de que la gobernadora sea reelecta en las elecciones de octubre.

Sin embargo, nada de eso está sucediendo en estas instancias: la fórmula matrimonial y política González-Mosca está atravesando el peor de los momentos, difíciles de remontar en medio de la vorágine que supieron alimentar.

La confianza, en política, se pierde de un segundo a otro.

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