Viernes 26.4.2024
31.12.2019. Corrían los últimos días de 2015 y en la provincia de Buenos Aires daba sus primeros pasos el Gobierno de María Eugenia Vidal, que en ese tiempo se había convertido en la nueva estrella de Cambiemos.
Presurosa por resolver los problemas que, dijo en su momento, había heredado de la gestión de su antecesor, el justicialista Daniel Scioli, Vidal envió a la Legislatura bonaerense su proyecto de Presupuesto 2016.
En ese momento, la iniciativa de la flamante gobernadora decía que el total de egresos iba a ser de 354.244.282.441 pesos. Además, solicitó un permiso de endeudamiento por 90 mil millones de pesos.
De manera paralela al proyecto de Presupuesto, el oficialismo también envió el proyecto de Ley Impositiva, con alzas que promediaron un 26 % en casi todas las categorías: Ingresos Brutos, Inmobiliario Urbano, Inmobiliario Rural e Impuesto a los Sellos. Para el Impuesto Automotor se proyectó un incremento del 31 %.
Pero fue el monto del endeudamiento lo que más ruido hizo en las filas opositoras del Frente para la Victoria (FPV) en la Legislatura, con sus integrantes sorprendidos y no dispuestos a dar su apoyo.
Sin embargo, en medio de las negociaciones para el tratamiento y posterior aprobación de sus proyectos de ley, desde Cambiemos se insistió en un reclamo: necesitaban el apoyo del peronismo para garantizar la “gobernabilidad de la Provincia”.
Tras días de intensas negociaciones, el apoyo llegó en enero de 2016. Los legisladores peronistas que respondían a un sector encabezado por Walter Abarca, como así también Horacio González y el Movimiento Evita respaldaron la iniciativa; mientras que el presidente del bloque, José Ottavis, en compañía de otros integrantes, prefirió no apoyar el endeudamiento de 90 mil millones.
En ese momento, también, fue vital el apoyo de los intendentes “dialoguistas” del peronismo, entre quienes se encontraban Martín Insaurralde (Lomas de Zamora); Mariano Cascallares (Almirante Brown); Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Gustavo Menéndez (Merlo).
Finalmente, con un endeudamiento que quedó en 60 mil millones de pesos (48.700 millones para la Provincia, y 11.300 para los Municipios), Vidal tuvo el apoyo del kirchnerismo y del sector que respondía al jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, con quien la gobernadora tejió una alianza de gobernabilidad que no tuvo fisuras. A tal punto llegó el entendimiento de entonces que el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense fue Jorge Sarghini, un claro exponente del massismo.
A cuatro años de aquél pacto de gobernabilidad, los reciclados referentes de Cambiemos que ahora se denominan Juntos para el Cambio no piensan lo mismo de la “gobernabilidad” que debe tener el nuevo Gobierno de Axel Kicillof, que el viernes 27 comenzó a ver frustrada su intención de contar con su Ley Impositiva.
Los senadores de Juntos por el Cambio, cuya bancada cuenta con 26 integrantes (sobre un total de 46) hicieron valer su mayoría para poner la primera traba a la nueva gestión.
