El cambio climático trae aparejado graves problemas, entre ellos, la desertificación de los suelos que llega hoy al 70% de la superficie cultivable de la República argentina.
El principal factor causante de la desertificación de los suelos en nuestro país es el cambio climático. Otras causas que fomentan la desertificación son los desmontes y el uso de agro tóxicos, por ejemplo, que degradan los suelos.
Este cambio en los suelos tiene un impacto directo sobre la salud, la desnutrición, la falta de seguridad alimentaria y la migración hacia l0s centros urbanos desde las aéreas agrícolas, ya que afecta directamente a la capacidad de producir alimentos de manera sostenible y esto repercute en la calidad de vida de las comunidades, generando la necesidad de migrar hacia otras zonas.
Más del 10% de la superficie del país presenta tasas altas de erosión, concentrándose en zonas áridas / semiáridas con fuertes pendientes y baja cobertura vegetal, tales como Patagonia, Cuyo y NOA.
Es un problema a nivel mundial que conlleva graves problemas para la biodiversidad, la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza, la estabilidad socioeconómica y el desarrollo sostenible. Según la ONU se calcula que de cara al 2025, cerca de 1800 millones de personas vivirán una escasez absoluta de agua en el planeta.
Otros datos claves de la FAO a nivel mundial, que remarcan la importancia de detener la desertificación:
La gestión sostenible del suelo permitiría producir hasta un 58 % más de alimentos.